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Channel: filosofía – La Ciencia y sus Demonios
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El neoliberalismo que no vemos

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“Para ganarme el pan, cada mañana
voy al mercado donde se compran mentiras.
Lleno de esperanza,
me pongo a la cola de los vendedores.”
Bertolt Brecht

Los treinta años de triunfos que ha tenido el sistema económico neoliberal desde que se empezó a orquestar de manera operativa con el golpe de Estado en Chile de 1973, y que se formalizó con los gobiernos de Reagan en los Estado Unidos y Thatcher en la Gran Bretaña, en los años ochenta del siglo pasado, como respuesta que el capital dio ante su crisis estructural y la insurgencia obrera en el mundo capitalista avanzado y de los pueblos del Tercer Mundo, ha sido lo más claro del pensamiento económico y político burgués actual. Tanto por lo que exhibe de ese neoliberalismo, como por lo que esconde y que incluso a sus más enconados opositores (generalmente, también víctimas del mismo) les han considerado poco importante mencionarlo. Es decir, la construcción ideológica del neoliberalismo parece que simplemente no es importante para los opositores al mismo.

A despecho de lo que se menciona por parte de sus más acérrimos opositores, el neoliberalismo económico lleva más de treinta años de triunfos, simple y sencillamente porque ha dado a los capitalistas, defensores y beneficiarios del mismo, más ganancias y privilegios que cualquier otra propuesta que haya sido posible elaborar en los cincuenta años anteriores, y sobre todo, ha impedido que sus víctimas encuentren alguna manera de hacerle frente de forma organizada y sin concesiones al despojo de la vida presente y futura que tal propuesta pseudo-económica deriva en sus principios doctrinarios. Y lo más interesante: casi nadie ha reparado en que la base ideológica de la propuesta económica neoliberal es que si no se tiene con qué respaldar la existencia, la vida humana en particular, pero el entorno terrestre en general, es posible que no se pueda matar legalmente a esos que no tienen “permiso para vivir” por carecer de medios económicos, pero si se les puede dejar morir, o más bien, se les debe dejar morir, si fuera necesario. Y a diferencia de la propaganda ideológica que dice que no es posible tener un Estado fuerte porque éste es la representación de la negación de cualquier libertad, sobre todo la de mercado (el célebre anarquismo de derechas que es denostado por el de izquierdas como un mito urbano, pero que es la base de toda la libertad de empresa), es la existencia de un Estado fuerte que ponga en su lugar a aquellos que pretendan de una manera u otra hacerse de lo que el mercado y la vida no les proveyó: la garantía que ideólogos y empresarios de cualquier tipo, legales o no, tienen para seguir subsistiendo y ganando cada vez más de la manera en que lo hacen.

El que la izquierda no tenga una propuesta sensata teóricamente hablando (ya que la mayor parte de los integrantes de ésta en general llevan años metidos en los juegos y discursos elitistas y parasitarios de la Escuela de Frankfurt y los retruécanos pseudo-filosóficos originados de “poner a discutir” a Nietszche con Marx) que haga frente a las propuestas teóricas de la derecha neoliberal (que, bien lo sabemos, difícilmente forman un “corpus” organizado como tal) pasa precisamente por ese desprecio que la primera tiene sobre la segunda, originada esta actitud en el desprecio teórico que la filosofía europea y de corte europeizante en general tiene por todo discurso proveniente de los centros ideológicos y universitarios de los Estados Unidos. Al ser considerada como “una filosofía de segunda” todo lo referente al pragmatismo que en Pierce, James y Dewey tiene quizás a sus principales representantes, la filosofía externa a ese país pero también la izquierda en general (heredera en los últimos años del pretendido discurso científico de Althusser y sus muy graves limitaciones) niega coherencia teórica al discurso filosófico estadounidense actual (que ciertamente no la tiene si la confrontamos con sus contemporáneos europeos y latinoamericanos) y capacidad de influir en las decisiones y construir una Weltanschauung (lo cual es simplemente falso como se puede ver un día sí y otro también por aquellos que no desean cerrar los ojos). La política y la filosofía de la derecha neoliberal en su visión actual ha sido capaz de integrar las visiones y los programas del pragmatismo de Pierce y Dewey junto a las visiones económicas de la Universidad de Chicago y su más célebre representante Milton Friedman con la defensa del capitalismo que en Hayek y von Mises encontró que la existencia del sistema económico capitalista. La conjunción de todo esto como tal implica, como nudo principal pero no único, que no puede haber un derecho humano ejecutable a la subsistencia (L. von Mises: “Human Action”). Como sea, al negar a la derecha neoliberal capacidad intelectual y tratar de encuadrar al capitalismo norteamericano y mundial en sus manifestaciones de desarrollo tecnológico como puntual de explicación o pretendiendo generar cuasi-fantasmales “producciones inmateriales” (Negri et al) como otra forma de explicación, creemos que se comete un grave error tanto en la capacidad de entendimiento cabal del problema que representa a nivel teórico el capitalismo actual, como la construcción teórica de posibles alternativas que funcionen verdaderamente contra aquel, y de paso se desaprovecha la oportunidad de exhibir sus miserias y limitaciones, que sí las tiene. Y sobre todo la principal en la que nunca se insistirá lo suficiente: el derecho “a dejar morir” neoliberal no es aceptado de manera abierta por sus principales representantes teóricos, que se han visto obligados a desarrollar una serie de “trapecismos” verbales que oculten lo que no se puede decir abiertamente, y sin embargo no deja de ser evidente para quien quiera verlo: Hayek ha llegado a decir que era siempre preferible un dictador liberal que una democracia sin liberalismo, otorgando de paso una legitimación al golpe de Estado pinochetista en Chile (“El Mercurio”, Santiago de Chile, 1981).

Por lo demás esta negación de la izquierda a entender el real juego teórico del neoliberalismo no le es exclusivo. Incluso quienes pretendiendo mantenerse en un discurso económico estrictamente académico realizan un análisis de lo que ha significado en el mundo en general, y en México en particular, los últimos años del neoliberalismo económico, son incapaces de citar directamente un solo libro de Friedman, Hayek o von Mises, lo que de paso vuelve, como los teóricos neoliberales parecen quererlo, extraordinariamente difícil tener una definición que, en general, pueda ser aceptada por defensores y opositores (“La revolución de los ricos”. Carlos Tello y Jorge Ibarra. UNAM, Facultad de Economía, 2012). Cuando se observa que en general tanto críticos como francos opositores al neoliberalismo son incapaces de delimitar y definir a su enemigo (al parecer en concordancia con ese bodrio pseudo-filosófico llamado posmodernismo, que ha sido catalogado como la expresión intelectual adecuada al momento capitalista actual) surge la pregunta obligada si el triunfo neoliberal actual se conforma por qué pareciera que nadie puede verlo y definirlo.

Y sin embargo, si éste fuera el caso, es necesario ver al neoliberalismo de frente y definirlo en todas sus facetas. Pero también al hacer todo esto quizás ya se vuelva necesario preguntarse por qué la izquierda opositora al discurso capitalista no ha podido ofrecer a las víctimas de aquel opciones que le permitan primero resistir, y después remontar y acabar con esta situación que día a día acaba con vida, cultura y sistemas ecológicos. Pero cuando se ve que en términos generales la izquierda (desde el oportunismo más conciliador al extremismo ecologista “causi” ecomisántropo) se debate desde la negación absoluta de la organización (producto de su herencia frankfurtiana y nietszcheana al rechazo instintivo de la idea de sistemas organizados que los remite mucho a la actitud de los jóvenes hegelianos criticados por Marx) al desprecio absoluto y el terror que tienen hacia la “cultura de masas” y sus representantes y sus consumidores (herencia también de los anteriores), pasando por la negativa a dar validez a lo que se supone es su herencia y su bagaje político y cultural, las teorías de Carlos Marx, al menos en muchas de sus partes medulares (también, para no variar, herencia frankfurtiana y nietszcheana), quizás sería necesario preguntarse si mucha de esa izquierda verdaderamente tiene intensiones de tirar al sistema capitalista que critica, o si nada más se contenta con “pastorear” los malos resultados (con la contención de lo peor del capitalismo que va desde la creación de millones de “clasemedieros” que se rebelan posteriormente por el pánico que tienen de regresar a su miseria económica anterior hasta la búsqueda de “intersticios culturales no contaminados” de la izquierda esotérica cultural). Si no fuera la intensión de la izquierda en general o al menos en sus versiones más radicales sustituir al capitalismo, es necesario entonces pensar que la vigencia del pensamiento místico neoliberal solamente es posible porque sus herederos actuales se han dado cuenta de los límites y carencias de sus opositores son tan grandes que no tienen mucho de qué preocuparse, más que por los “méritos científicos y económicos propios”: las matemáticas actuales en las que se basan mucho de los fundamentos neoliberales actuales no es más que propaganda ideológica y escritos pseudocientíficos llevados a cabo por gente que sería corrida de cualquier centro de física o universidad seria, y que no tienen algo que ver con los trabajos serios de Von Neumann y la teoría de juegos en la que en teoría económica actual dice que pretende apoyarse, por mencionar algo de matemáticas serias aplicadas a la economía. En suma, es posible que la vigencia del neoliberalismo esté en proporción directa de la confusión de todo tipo que sus opositores tienen y no por qué tenga algo válido que ofrecer salvo las riquezas de los capitalistas y las becas de sus investigadores que son también sus más enconados defensores en la academia y en la elaboración de las políticas económicas que tanta miseria y desesperación están sembrando por todo el mundo.

Quizás te interese leer:

- Filosofía norteamericana del poder. José Luis Orozco. UACJ, Chihuahua. México, 1995.166 pp.

- La revolución de los ricos. Carlos Tello y Jorge Ibarra. Facultad de Economía, UNAM. México, 2012. 199 pp.

- El peligroso derecho a la existencia: la necroeconomía de von Mises y Hayek. Warren Montag. Revista “Youkali” número 2, página 14.

- Human Action. A treatise on economics. Ludwig von Mises. Fox & Wilkes Ed, San Francisco, USA, 1963, 926pp. El texto citado anteriormente sobre el libro y del que se invocó una traducción libre es el siguiente: “Not metaphysical prepossessions, but considerations of practical expediency make it inadvisable to promulgate an actionable right to sustenance”, pág 839, al final.



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