Uno de los más prestigiosos museos del mundo, el “Smithsonian” de la capital de los EEUU, ha sido acusado de promover el ateísmo. ¡Y es más que cierto!
El museo Smithsonian tiene en su definición
promover la comprensión del mundo natural y nuestro lugar en él. Las colecciones del museo cuentan la historia del planeta y son un registro de la interacción humana con el medio ambiente y entre sí.
Y el avispado creacionista Kem Ham, líder de ese conjunto de descerebrados que consideran que dinosaurios y humanos convivieron desde el Edén y hasta que los primeros no consiguieron plaza en el Arca de Noé, acaba de descubrir ¡misterios de la fe! que ello choca frontalmente con los mitos inventados por pobres analfabetos de la Edad del Bronce y por ello este museo (y cualquier otro por cierto que tenga una mínima integridad intelectual) debe ser considerado ateo.
Porque por mucho que se esfuercen esos pobres defensores de los dos magisterios separados, Ciencia y Religión chocan frontalmente y no existe punto alguno posible de encuentro entre estas dos antagónicas visiones del mundo.