Millones de personas en el mundo occidental están totalmente en contra de la creación y uso de los alimentos modificados genéticamente (OMGs), aun cuando existe un consenso más que generalizado entre los científicos de los campos afines de que estos alimentos son totalmente seguros para el consumo tanto animal como humano, y que además estos OMGs tienen el potencial de proporcionar importantes beneficios a una Humanidad cada vez más necesitada de vegetales de alto rendimiento que permitan alimentar a la creciente población mundial sin necesidad de convertir los cada vez más escasos ecosistemas naturales en nuevo terreno agrícola. Y lo más llamativo de este asunto es que, como acaba de demostrar un reciente estudio, son aquellos ciudadanos que tienen un menor conocimiento objetivo sobre ciencia en general y sobre genética en particular los que se oponen con más obstinación a los mencionados OMGs. Y más llamativamente, estos individuos además piensan que son ellos los que mejor conocen el complejo mundo de la biotecnología alimentaria.
Se acaba de publicar un estudio en el que un grupo de investigadores de Canadá y Estados Unidos seleccionaron a dos mil sujetos provenientes de tres países diferentes: Alemania, EEUU, Francia. Primeramente los individuos indicaron en una escala de 1 a 7 tanto su opinión respecto a los más que famosos OMGs (en donde 1 era no oposición a estos productos y 7 un rechazo absoluto a los mismos) como los conocimientos que ellos pensaban que tenía sobre el tema, en donde aquí 1 era total desconocimiento y el 7 un muy profundo conocimiento. Después, para medir de forma objetiva sus conocimientos, estos mismos sujetos fueron sometidos a un examen en donde tenían que acertar si un conjunto de afirmaciones sobre ciencia en general como por ejemplo “los electrones son más pequeños que los átomos”, o de genética como “todas los animales y las plantas tienen ADN”, eran correctas o no. Finalmente se cruzaron los datos entre opiniones y conocimiento científico y los resultados fueron más que llamativamente curiosos, ya que resultó que aquellos individuos que estaban más en contra del uso de los OMGs eran los que obtuvieron peores puntuaciones en el examen de conocimientos científicos y genéticos. Es más, estos mismos individuos que desconocían conceptos básicos de Ciencia y Genética sin embargo pensaban que ellos estaban al mismo nivel de conocimiento que los verdaderos expertos o que incluso les superaban.
Estos más que paradójicos resultados son sin embargo una confirmación de un principio más que establecido en el campo de la Psicología: el efecto Dunning-Kruger. Este fenómeno que lleva el nombre de los científicos que lo establecieron en el año 1999 (y les permitió ganar el Ig Nobel del año 2000) es un sesgo cognitivo que se podría resumir en que los individuos con escasa habilidad o conocimientos tienen sin embargo un sentimiento de superioridad ilusorio, ya que se consideran más inteligentes o expertos que otras personas más preparadas. Vamos, que dicho de otra manera más coloquial: que los ignorantes son demasiado estúpidos para dudar, puesto que la incompetencia propia impide el reconocimiento de esa misma incompetencia.
Y por supuesto que el efecto Dunning-Kruger permite explicar también el comportamiento de todos esos ignorantes defensores de las más variadas supercherías pseudomédicas que, despreciando el conocimiento acumulado por miles de las mejores mentes pertenecientes a una especie que muchas veces hace un flaco favor a su nombre, aseguran sin asomo de duda que ellos “saben” que las vacunas o los tratamientos oncológicos no funcionan, mientras que por el contrario una pastilla azucarada elimina una infección bacteriana o viral, que la alineación de los chacras o del chi evita los infartos o que una dieta a base de zumos de frutas y tisanas naturales hace desaparecer los tumores más agresivos.
Entradas relacionadas:
- El efecto placebo es más potente en niños que en adultos
- El caso Volvo: experiencias frente a estadística
- Las pseudomedicinas solo sirven para esconder los problemas médicos sin resolverlos
- Ensayos clínicos sobre medicina integrativa ¿probando si la magia funciona?
- Naturopatía: tratar un cáncer y producir tres muertos
- ¿Qué son más importantes las experiencias o los recuerdos?
- El local electoral influye en el resultado de las elecciones
- Toma de decisiones ¿reflexión o pura coincidencia?
- El libre albedrio y la culpabilidad penal a la luz de la neurociencia
- Brujería, posesiones demoniacas y exorcismos en el siglo XXI
- La peligrosa pseudociencia de la memoria
- ¿Está la depresión causada por agentes infecciosos?
- Separando la verdadera neurociencia de las neurochorradas
- La homeopatía es ineficaz, pero ¿qué importa?
- El caso Volvo: experiencias frente a estadística
- Sencillo manual práctico para saber cuando existe un verdadero debate científico
- ¿Por qué las pseudomedicinas parecen funcionar? un par de ejemplos
- El Colegio de Médicos de Madrid y las pseudomedicinas
- Casualidad frente a causalidad o el porqué las supercherías pseudomédicas parecen funcionar
- Acupresión o como olvidar un siglo de método científico
- El increíble y poderoso efecto placebo aun cuando deja de ser placebo
- La acupuntura reduce los síntomas de la menopausia o como publicar mala ciencia
- Unos estafadores de la pseudomedicina prueban en sus propias carnes el peligro de la “medicina” alternativa
- La extraña ciencia del efecto placebo
- ¿Cuánto estás dispuesto a pagar por el efecto placebo?
- La gran estafa médica de los farmacéuticos homeópatas
- Ciencia y otros tipos de “conocimiento”
- Michael Specter hablando sobre el peligro del pensamiento anticientífico
- El Cabildo de Fuerteventura subvenciona la sanidad basada en el “vampirismo energético”
- Basta ya de malgastar el dinero en vitaminas y suplementos minerales
- La vergonzosa publicidad de la homeopatía en la televisión pública española
- Cuidado con los remedios naturales que pueden producir cáncer
- Un poco de humor pseudomédico