La Sociedad Española de Biología Evolutiva acaba de anunciar su intención de organizar un ciclo de conferencias divulgativas en las que diversos expertos de reconocido prestigio expondrán los fundamentos y sobre todo, desarrollarán las implicaciones filosóficas y religiosas de la Teoría de la Evolución. La idea de esta iniciativa es dirigirse a ese porcentaje de los ciudadanos más reacios a aceptar el darwinismo: los creyentes, un colectivo que no suele frecuentar los lugares en los que habitualmente se realizan exposiciones o conferencias sobre quizás uno de los descubrimientos más importantes de la Ciencia. Y es por ello que la mencionada institución va a solicitar en un primer momento a la Conferencia Episcopal Española la cesión de sus principales catedrales a lo largo del país, para acercar todo lo posible a los fieles cristianos la base de nuestro actual conocimiento en Ciencias Biomédicas.
Hace algún tiempo, la Sociedad Española de Biología Evolutiva (SESBE) encargó una encuesta para determinar el grado de conocimiento y de aceptación de la Teoría de la Evolución entre los ciudadanos españoles. Este estudio demostró que las personas religiosas eran las menos informadas y las más reacias a aceptar el por otra parte incontestable hecho evolutivo. Es más, el grado de rechazo aumentaba con la religiosidad de los creyentes, alcanzado cotas preocupantes en ciertas confesiones como la evangélica o la musulmana o en los católicos integrantes de asociaciones como el Opus Dei, Comunión y Liberación o los Legionarios de Cristo.
Por otra parte, a pesar de la infinidad de actividades que la propia SESBE, otras sociedades científicas, museos (de Ciencias Naturales o de Antropología entre otros muchos) e infinidad de centros universitarios o de investigación y hasta de investigadores tanto a título particular como de sus asociaciones o instituciones, que se han venido realizando a lo largo y ancho del país en las últimas décadas, es más que evidente que todas estas iniciativas de divulgación científica no han llegado ni por asomo a gran parte de los creyentes en las diferentes deidades inventadas por algunos individuos que, digámoslo diplomaticamente, tenína una más que disparatada inventiva.
Es por ello que hace unas semanas la Junta Directiva de la SESBE aprobó por unanimidad la puesta en marcha de una nueva iniciativa divulgativa para acercar el darwinismo a aquellos ciudadanos que más lo desconocen. Su estrategia se podría resumir con el viejo dicho acunado por el insigne filósofo inglés Francis Bacon de
“Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va a la montaña”
Y en el caso que nos ocupa, es más que evidente que los fervorosos creyentes tienen un lugar en donde su presencia es inexcusable: los templos religiosos. Es por ello que la SESBE ha solicitado formalmente a la Conferencia Episcopal Española la cesión de sus más emblemáticas catedrales para que se pueda desarrollar su ciclo de conferencias que, a modo de “vuelta ciclista” científica, irá recorriendo las principales ciudades de la geografía nacional. Además, esta solicitud se hará extensiva en breve al resto de confesiones de notorio arraigo en el estado español: evangélicos, luteranos y demás denominaciones surgidas de la reforma protestante, ortodoxos, musulmanes, judíos e incluso a cualesquiera otras denominaciones religiosas que cuenten con seguidores en el país como cienciólogos y hasta adoradores del Diablo, en aras de dar la máxima difusión a un conocimiento tan fundamental que sin el cual, un ciudadano del siglo XXI sería del todo equiparable a un iletrado del Renacimiento.
Finalmente la SESBE entiende que aunque esta iniciativa divulgativa pueda dar lugar a reticencias por parte del colectivo de creyentes o incluso un rechazo frontal por aquellos fieles más dogmáticos, sin embargo el hecho de que primero los católicos y después el resto de confesiones religiosas hayan ido copando lugares claramente destinados al racionalismo como son los centros educativos de todo nivel y hasta instituciones científicas para su más que irracional proselitismo, permite la mencionada iniciativa en aras de la más que necesaria igualdad en democracia, máxime cuando los centros de culto son en la práctica sufragados por todos los contribuyentes, independientemente de sus creencias o increencias.
Porque si se acepta el esperpéntico anacronismo que significa convertir en Académico de Honor en Medicina, con todos los honores que conlleva, a un arzobispo por “su afición por la festividad de San Lucas” que es el patrón de médicos y cirujanos, el de realizar misas oficiales de apertura de cursos académicos universitarios, el de programar conferencias universitarias para difundir el más duro proselitismo católico o incluso impartir cursos oficiales (con sus respectivos créditos docentes) para estudiantes de diversas carreras como Comunicación y Documentación, Derecho, Trabajo Social, Magisterio o Ingeniería de Caminos, sobre un tema tan “necesario” para la futura carrera profesional de estos licenciados como es la vida de un tal Jesús de Nazaret narrada nada más y nada menos que en tres tomos por el ya Papa emérito, personaje mítico que recordemos de cuya vida “real” poco o nada se sabe, nadie debería poner objeciones a que un eminente antropólogo diserte sobre nuestros más que simiescos orígenes en el marco incomparable de la Capilla Mayor de la Catedral de Toledo o de la Sala Hipóstila de la Mezquita de Córdoba.
P.D.
Como es más que evidente esta noticia es una simple invención del que suscribe (un relato desencadenado por la reciente petición para que el obispo de Getafe imparta una misa nada más y nada menos que en el Aula Magna de la Universidad Carlos III de Madrid). Si bien sería más que recomendable que pudiera llevarse a la práctica, para ver si de una vez por todas ese segmento de la población que quedó anclado en el más que oscuro Medievo intelectual (si no más atrás) pueda engancharse de una vez por todas al cada vez más veloz carro del conocimiento y dejar de “pensar” como esos pobres pastores de cabras de la ya lejana Edad del Bronce a los que tanto (y con tan poco juicio) idolatran.
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