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Channel: filosofía – La Ciencia y sus Demonios
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Por una ética docente racionalista

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mafalda enseñanza importanteLa infancia es la etapa clave de la vida durante la cual los individuos se desarrollan física, afectiva y cognitivamente. Y en este proceso la enseñanza juega un papel primordial como elemento transmisor a los escolares de los conocimientos, técnicas, normas y habilidades adecuados que les permitirán posteriormente desenvolverse con normalidad y provecho en una sociedad cada vez más desarrollada y compleja. Es por ello no sólo fundamental, sino vital para el propio individuo y la sociedad en su conjunto, que la educación que reciban los niños sea lo más completa, rigurosa y fidedigna posible. Y sin embargo en demasiadas ocasiones, tantas que hasta se están convirtiendo en norma, los estudiantes reciben multitud de “enseñanzas” inexactas, equívocas, cuando no directamente irracionales que les pueden limitar e incluso incapacitar para desarrollar una mentalidad adulta reflexiva y racional.

Dentro del sistema educativo (al menos el español) se da una curiosa doble paradoja. Por una parte, en algunas disciplinas los alumnos reciben un conjunto de conocimientos reales, rigurosos, verídicos y contrastados (como por ejemplo es el caso de las materias de ciencias naturales) impartido por personal docente cualificado, mientras que luego en otras asignaturas no sólo no se exige ningún tipo de rigor o exactitud, sino que individuos sin capacitación docente ni profesional alguna (salvo el de la sumisión intelectual) imparten de la manera más engañosa los más irracionales y desatinados conceptos, que no sólo son erróneos a todas luces, sino que chocan frontalmente con todo el conocimiento científico acumulado en estos últimos siglos, e incluso con los más elementales derechos humanos.

Así, un estudiante español puede aprender a primera hora de la mañana que vive en un pequeño y oscuro planeta, el cual orbita alrededor de una estrella insignificante del extrarradio de una de los cien mil millones de galaxias que componen el casi inimaginable Universo observable.

escala universo

Después este alumno puede pasar a estudiar en la siguiente hora lectiva que los seres humanos son el resultado de un larguísimo, tortuoso y azaroso camino evolutivo, en el que durante millones y millones de años se han ido sucediendo las más diversas especies de insólitos homínidos ya extintos, fósiles todos ellos que nos conectan con nuestros primos los chimpancés, los bonobos y con el resto de primates actualmente vivos, y de ahí a través de los eones al conjunto de las varias decenas de millones de especies animales, vegetales, etc. que pueblan en la actualidad este singular planeta.

Human tree of life

Y finalmente y sin solución de continuidad nuestro estudiante puede “aprender” en la clase de después del recreo que

Dios ha creado al ser humano para que sea feliz en relación con Él. Los relatos bíblicos de la Creación y el Paraíso ejemplifican bellamente la finalidad de la creación de la persona y del mundo entero para su servicio. De su origen creatural y de su llamada a participar en la amistad con Dios surge su dignidad inviolable.

si es hijo de padres católicos. En cambio si sus progenitores son musulmanes, el “profesor” de turno les enseñará a los alumnos que deben

Conocer y arraigar la fe en Al-lah, Creador del Universo, de todos los seres vivos y Único Dios adorado. Reconocer el Corán como palabra de Dios revelada al Profeta Muhammad  y comprender el significado de su mensaje y leer, recitar y memorizar diferentes fragmentos del Corán, profundizar en su estudio para comprender mejor su significado, lenguaje y, en último término, la palabra de Dios.

Sin embargo en las mismas horas de clase los vástagos de creyentes evangelistas deberán

Descubrir las principales enseñanzas bíblicas, aplicando diversos métodos de estudio, con el objetivo de elaborar conclusiones personales sobre la veracidad y relevancia de dichas enseñanzas y conocer los principales hechos acaecidos en la historia del pueblo de Israel y sus implicaciones en el plan salvífico de Dios.

Como se puede observar todo un despropósito educativo, cuyo resultado final no puede ser más que producir en el mejor de los casos una nueva generación de esquizofrénicos mentales, individuos que razonen o no dependiendo de las circunstancias o todavía mucho peor, una nueva hornada de analfabetos científicos que, además de no entender, desprecien el que muy probablemente es el único conocimiento válido que ha sido capaz de producir la especie humana en su ya larga andadura.

Y la segunda paradoja de este demencial sistema educativo es que en demasiadas ocasiones es el mismo profesor que imparte con rigor conceptos científicos, fechas históricas o hechos contrastados de los más variados campos el que abandona a la primera ocasión los exigentes cánones profesionales y docentes y ante el alumnado comenta, aconseja y algunas veces hasta imparte charlas, conferencias, seminarios o cualquier otro tipo de actividad escolar o extracurricular en la que se defienden las más variadas y hasta peligrosas supercherías pseudocientíficas o pseudomédicas. ¿Quién no conoce algún caso, como el que comentaba en una entrada reciente un profesor de un instituto gallego, en donde otro docente de la asignatura de Plástica “explicaba” a los alumnos que mantenía un cactus junto al ordenador porque servía para reducir las radiaciones emitidas por la pantalla del PC? Si un profesor comenta en clase que ha curado su resfriado gracias a la homeopatía o que no ha vacunado a sus propios hijos para no administrarles sustancias “tóxicas”, téngase por seguro que sus disparatados comentarios u opiniones no caerán del todo en el olvido y algunos alumnos, influidos por el principio de autoridad, acabarán dejándose seducir por esos engañosos cantos de sirena de la magia que en cualquiera de sus innumerables variantes nos rodean por doquier.

Por tanto, el personal docente tiene una responsabilidad especial a la hora de desarrollar sus funciones y sus relaciones respecto al alumnado, y para evitar o al menos limitar la exposición de los estudiantes a las infinitas variantes de la superchería y la irracionalidad al menos en el especial entorno de la escuela, los docentes en cualquier materia (lo mismo que actualmente deben realizar un curso de capacitación pedagógica) deberían también acudir de manera obligatoria a una o varias asignaturas sobre racionalismo en todas sus variantes. Y en estos cursos, además de por supuesto enseñar método y pensamiento científicos, se debería recalcar de la manera más tajantemente precisa que si un profesor es adepto a cualquier tipo de superstición o creencia irracional, debe mantenerla siempre en el estricto ámbito de su vida privada, pero que exponer o fomentar entre el alumnado ideas o “teorías” no avaladas, cuando no incompatibles con los hechos demostrados únicamente se puede considerar un caso de mala praxis profesional que transgrede el código ético de la enseñanza. Y por supuesto aquellos que lo incumplieran deberían ser sancionados, y en los casos más graves hasta expulsados de la carrera docente, porque aprovecharse de la vulnerabilidad intelectual de los alumnos dentro del recinto escolar es quizás una de las peores faltas que puede cometer un profesor.

Todo esto sería equivalente a la deontología médica, por ejemplo el caso de un médico fumador: como individuo puede fumar siempre que lo haga en privado, pero lo que nunca puede hacer ante sus pacientes es minimizar o cuestionar el daño que produce el tabaco y mucho menos hacer propaganda o publicidad de ese tóxico cancerígeno.

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